Merecida victoria de Vinokourov


El kazajo encuentra su premio con la victoria en Revel y acalla los rumores de malestar en Astana tras el ataque de Contador en Mende. Jornada de transición antes del inicio de la batalla total en los Pirineos.

Jueves por la noche en el hotel de Astana. El director Giuseppe Martinelli reúne a todo el equipo porque hay algún fuego interno que apagar tras la subida a Mende. Alberto había recortado 10 segundos, pero ni él había ganado y Vinokourov había desgastado, sin éxito, hasta su última gota de sudor. Estos supuestos ecos de polémica fueron en el más estricto silencio, ya que ni durante, ni después, hasta la victoria del kazajo en Revel se habían abierto muchas bocas celestes.

El "problema de radio" que adujo el madrileño se quedó en mera interferencia cuando, ya en la décimo tercera etapa su compañero Vino arrancó en la última subida del día y dejó de rueda a Alessandro Ballan (BMC), para sacar la suficiente ventaja al pelotón y poder alzar los brazos, a gusto, en paz. Una victoria que había buscado el veterano corredor tras sus éxitos en el Trento, la Lieja-Bastogna-Lieja y su notable Giro.

Pero además de saciar el estómago del kazajo, esta victoria devuelve a priori esa necesaria tranquilidad que parecía rota en el equipo del actual campeón. Un abrazo sincero para la vista y unas emotivas palabras "es como si hubiera ganado yo (...) estoy emocionado" de su compañero y líder han acabado con toda especulación posible a falta de ver cómo llegan las fuerzas y los egos a las faldas de los Pirineos.

Salvo este conato, que no es poco, la etapa transcurrió a una alta velocidad que marcó la fuga del día, compuesta por Sylvain Chavanel (QuickStep), Pierrick Fedrigo (Bouygues) y Juan Antonio Flecha (Sky). El excelente entendimiento de estos tres rodadores no fue suficiente antes de acechar las pequeñas rampas que cerraban los kilómetros decisivos de la etapa. El desenlace en azul turquesa vino precedido de dos demostraciones italianas, las de Alessandro Ballan (BMC) y Damiano Cunego (Lampre), sin éxito ante el arranque y el abrazo final de Alexandre Vinokourov.