REPORTAJE

LA EVOLUCION DE LAS VELOCIDADES MEDIAS EN EL TOUR DE FRANCIA En el Tour de Francia la velocidad media del vencedor no ha hecho más que aumentar. Varios factores explican esta incesante progresión del record de velocidad actualmente detentado por Armstrong en el Tour de 2005 a 41,654 Km/h. La dificultad relativa de algunos recorridos, la mejoría del material y de las carreteras, sobre todo en los cols,….y el dopaje.

Fue en 1953 cuando Louison Bobet batió el record de Bartali de 1948. Incluso el farolillo rojo de esta edición del Tour, Claude Rouer, hizo mejor velocidad media que el gran escalador toscano.

El record de Bobet es rápidamente batido por Walkoviak en 1956 y después por Gaul en 1958 (66,916 km/h). Anquetil lo sube a 37,306 km/h en 1962. Este año el normando está excepcionalmente fuerte y hace una demostración de su insolente superioridad en la crono Bourgoin-Lyon donde sobrepasa a Poulidor que había salido 3 minutos antes (ver nota al final)

Anquetil es rápidamente desposeído de su prestigioso record por el fenómeno Merckx, quien en 1971 estableció una nueva marca de 38,084 km/h. El Canibal terminó la prueba arrasando para mostrarse digno de un maillot jaune que él no había logrado más que después del abandono de Ocaña por la caída en el Col de Mente. Este Tour había sido animado por la espectacular victoria de Ocaña en Orcières-Merlette e inmediatamente por la respuesta de Merckx con su ofensiva hacia Marsella donde el pelotón se presentó con dos horas de avance sobre el horario previsto y cuando aún no estaba preparada la infraestructura para la llegada. En 1988 Perico batió este record favorecido por un producto dopante (la Probenecida) prohibido por el COI pero no por la UCI lo que le permitió llegar de amarillo a Paris. En 1992 Indurain bate el record de Delgado con 39,504 km/h hasta 1998 en que Pantani lo coloca en 39,983, record facilitado por la anulación de la etapa de alta montaña con final en Aix-les-Bains que, lógicamente, hubiese enlentecido la carrera.

En 1999 Armstrong borraba el record de Pantani siendo el primero en superar los 40 km/h (40,273 km/h). El umbral de los 40 km/h, durante mucho tiempo considerado como utópico, era superado en el momento mismo en que las sospechas de dopaje un año después del escándalo Festina alcanzaban su paroxismo. El americano batió dos veces su propio record en 2003 (40,956 km/h) y 2005 (41,654 km/h), cifra esta última que permanece imbatible.

La pregunta es: ¿Por qué el record ha progresado tanto después de la 2ª Guerra Mundial?

La razón primera es la mejoría significativa del estado de las carreteras, sobre todo en los cols que antaño eran franqueados por “caminos de cabras”. La situación de las carreteras a día de hoy en Francia, y en el resto de Europa, no admiten comparación con las de un continente devastado por la gran conflagración y que fue progresivamente reconstruido (excepto España, gracias a Franco, que tuvo que esperar hasta 1986 con su ingreso en la CEE; nota del traductor) mediante las ayudas americanas del plan Marshall. Con el alquitranado de los cols de Alpes y Pirineos, el contacto del tubular con el suelo mejora claramente lo que mejora no sólo la ascensión sino también, y de manera significativa, la velocidad de los descensos.

La segunda razón del aumento de la velocidad media en los Tours es la progresiva mejoría del material. En 1938, Desgranges tuvo que autorizar el uso del cambio para que Bartali acudiese, y ganase el Tour. Por otra parte las bicicletas son cada vez más ligeras y en 1973, de la mano de Ocaña, aparece el titanio en la composición de los cuadros. En las cronos, las ruedas lenticulares y el manillar de triatleta (de la mano de Lemond en 1989) permiten una mejor aerodinámica a lo que contribuye también el diseño de los nuevos cascos. Desde el punto de vista de la vestimenta los antiguos maillots de lana dan su sitio al nylon con lo que el calor es mas soportable facilitando así la recuperación de los corredores.

La tercera razón es la humanización de los recorridos. Las etapas maratonianas de antaño ya no tienen lugar. Hoy día ninguna etapa pasa de los 225 Km mientras que antiguamente se sobrepasaban fácilmente los 300 Km con un record absoluto de la etapa entre Bayonne y Sables d’Olonne en 1919 con 486 Km. Por otra parte la más larga edición del Tour fue la de 1926 5745 km de recorrido, ¡un auténtico calvario!. A partir del escándalo Festina el kilometraje fue progresivamente revisado a la baja pasando de 3900 a 3300 km y a partir de 1999 se colocaron dos días de reposo en lugar de uno como había sido hasta entonces.

Una cuarta razón es la profesionalización de los corredores. Coppi fue el primero en introducir la dietética y el entrenamiento específico en la vida de los ciclistas. En los años 60 los corredores seguían un régimen compuesto de jamón de York, carne a la plancha, arroz, frutas, té,….Raros son los campeones en no seguir los planes dietéticos recomendados por Coppi; enre ellos destaca Bartali que fumaba como un carretero, Lemond que no disimulaba su adicción a los helados, las hamburguesas y la Coca-Cola. A partir de los años 90, el régimen alimentario de los corredores se basa en ensaladas para mantener el peso ideal y las pastas antes de los esfuerzos. Asimismo los corredores modernos a partir de Lemond han puesto de moda hacer el impasse sobre las carreras que no les interesaban concentrándose sobre objetivos precisos. Aquellos que acuden al Tour con la esperanza de conducir el maillot jaune a París tienen menos días de competición en las piernas que los que levaban Merckx o Hinault en sus tiempos que eran unos auténticos estajonavistas del ciclismo con un apetito insaciable de victorias.

La última razón de la progresión de las velocidades medias es, por supuesto, el dopaje. Desde el dopaje artesanal de los años Coppi con la “Bomba” (cafeína, anfetamina, aspirina) el ciclismo europeo ha pasado a otra dimensión con la EPO, auténtica “poción mágica” de los años 90 con la vergonzosa imagen el maillot amarillo Rijs vencedor en Hautacam ¡con el plato grande!. Cada vez más sofisticados, los productos dopantes han permitido a los ciclistas recuperarse más rápido de sus esfuerzos y también ganar capacidad aeróbica disponiendo de más oxígeno en el paroxismo del esfuerzo disminuyendo la producción de ácido láctico en los músculos.

Nota del traductor: En este Tour el director de Poulidor era Antonin Magne que cuando vio que Anquetil venía como una bomba por detrás de su pupilo se dirigió a él diciéndole (¡dándole ánimos!): “Ecartez-vous Poupou, il arrive la caravèlle” (En español: “échate a un lado Poupou que llega la caravèlle”) (La caravèlle era uno de los primeros aviones a reacción de la época).

Por Goyo Pineda 11/05/2011