PEDALIER PRO YA A LA VENTA
Otro año más la temporada ciclista de carretera ha llegado a su fin. Es hora de balances. Un año más unos llegan y otros se van. Se va uno de los ilustres del pelotón mundial, Iñigo Cuesta. Está en el dilema de irse o continuar otro de época, “zapatones”, como le apodó Bixente Iza, su masajista durante muchos años, “GartziaAcosta” como pronuncian sus apellidos en Italia y Francia, Txente para sus amigos. Últimos testigos del inicio de los años dorados del ciclismo español, los últimos que corrieron en Banesto y ONCE junto a Indurain, Zulle, Jalabert… Lo deja también otro ilustre, otro grande, uno de los pocos que ha podido ver los Campos Elíseos desde lo más alto del pódium, Carlos Sastre. Un corredor entregado en cuerpo y alma a su profesión durante más de una década..
Llegarán otros jóvenes que tendrán la difícil tarea de crecer, emerger e intentar mantener el ciclismo español donde está. España ha ganado la clasificación por países de la UCI y se ha impuesto en dos de las tres grandes vueltas. Estamos ante una generación de corredores increíbles, ganadores en vueltas grandes, de una semana y clásicas. Escaladores y sprinters, hombres de un día y de tres semanas.
Todos esos triunfos son el fruto del trabajo que hicieron en la base gente desinteresada. Son los triunfos que no se ven, los de aquellos que “quitaron tiempo” a la familia y sus obligaciones por ayudar a un grupo de chavales a ser corredores. Con una estructura de base totalmente amateur, el ciclismo español ha conseguido ser el mejor del mundo. Sin embargo eso tiene que cambiar. En una sociedad en crisis y cada vez más egoísta, la estructura de base se tiene que “profesionalizar” mínimamente. En países como Italia, Belgica o Francia ya lo es desde hace tiempo, ¿el resultado? Posiblemente lo hayamos empezado a ver, ciclistas de esos países son los que dominan entre los nacidos a partir del 89-90.
Hemos triunfado a base de corazón, de ganas, de altruismo, pero esa estructura tiene las “piernas cortas” y está agotada. Hay que pensar en nuevas soluciones, nuevas canteras, tenemos la suerte de tener que recorrer el camino que otros ya han recorrido, aprendamos de sus errores y sus aciertos, evolucionemos para seguir disfrutando de esos triunfos, los que se ven y los que no se ven.
Por: Patxi Vila, 03/12/2011